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Feature News | Wednesday, December 13, 2017

La familia del nuevo Obispo Auxiliar llega desde Per� a celebrar su ordenaci�n

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MIAMI | “Es una bendición y una gracia tener un hermano sacerdote”, dijeron los hermanos del recién nombrado Obispo Auxiliar de Miami, Enrique Delgado, durante la ceremonia de ordenación episcopal, el 7 de diciembre, en la Catedral St. Mary.

Llegaron 8 de los 11 hermanos con sus respectivas familias desde tan lejos como Oxapampa, en Perú, y  Virginia, en Estados Unidos.

“Es un gran orgullo y gozo para toda la familia”, dijo Rocío Delgado, una de las cinco hermanas del nuevo Obispo que aún se emociona al recordar cuando se enteró de su nombramiento.

El Obispo Electo Enrique Delgado, párroco de la parroquia St. Katharine Drexel, en Weston, saluda a sus familiares y amigos durante las solemnes vísperas, un día antes de su ordenación como el nuevo Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Miami. Muchos de sus familiares viajaron desde su natal Perú. A la izquierda están el Arzobispo Christophe Pierre, nuncio apostólico en los Estados Unidos y el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Obispo Electo Enrique Delgado, párroco de la parroquia St. Katharine Drexel, en Weston, saluda a sus familiares y amigos durante las solemnes vísperas, un día antes de su ordenación como el nuevo Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Miami. Muchos de sus familiares viajaron desde su natal Perú. A la izquierda están el Arzobispo Christophe Pierre, nuncio apostólico en los Estados Unidos y el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski.

Sólo unos días antes se había encontrado con su hermano. “Estaba muy contento. Me dijo van a venir cambios, buenos, espérate al jueves. No podía decirme nada”, cuenta Rocío. Y efectivamente, el jueves muy temprano recibió por correo electrónico la carta del nombramiento oficial de la Santa Sede.

“He llorado, mi corazón saltaba, era una cosa muy emocionante”, señala Rocío. “Mi papá está muy orgulloso”, dijo el nuevo Obispo.

Su hermano menor, Mario Delgado, con quien vive su papá en Perú, dijo que recibieron la llamada de su hermano a las 5:30 de la mañana del 12 de octubre, cuando se hizo oficial el nombramiento. “Mi papá empezó a llamar a todos mis hermanos para contarles la noticia”, dijo Mario, “y nosotros empezamos a preparar el viaje”.

Por recomendación de su hermano mayor, Rafael Delgado, quien es médico, el papá del nuevo Obispo no asistió a la ceremonia. A su edad, 94 años, “realizar un viaje de casi 36 horas es mucho esfuerzo. Él entendió que era conveniente que se quedara allá”, indicó Rafael. Pero su papá pudo ver la ceremonia a través de la transmisión por internet que realizó la Arquidiócesis de Miami.

La ceremonia de ordenación episcopal sirvió una vez más para unir a varios miembros de la familia Delgado, 27 esta vez.

La última vez que estuvieron todos juntos fue en la ceremonia de ordenación sacerdotal del P. Delgado, celebrada por el recordado Mons. Agustín Román y varios sacerdotes de Miami, en la iglesia Santísimo Nombre de Jesús, en Lima. Ahí se tomaron la última fotografía juntos; después de eso, siete de sus hermanos emigraron a Estados Unidos, y después falleció su madre, Carmen Arroyo, a quien recuerdan como una mujer muy devota y de Fe, que “siempre quiso que uno de sus hijos sea sacerdote o monja”, dijo Pilar Delgado, otra hermana que vive en Virginia. Y sus ruegos y rezos fueron escuchados con Enrique.

El hermano mayor del Obispo Enrique Delgado, Rafael Delgado, proclama la primera lectura en la Misa de ordenación.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El hermano mayor del Obispo Enrique Delgado, Rafael Delgado, proclama la primera lectura en la Misa de ordenación.

Recuerda el Obispo Delgado que después de la ordenación sacerdotal su mamá le pidió su bendición. Y lo que él le pidió fue: “Madre no quiero ser tu sacerdote quiero seguir siendo tu hijo; por favor no me pidas confesarte”.

Aunque no la confesaba, el entonces P. Enrique hablaba constantemente por teléfono con su madre y ella siempre le pedía la bendición.

A pesar de ser una familia numerosa, siete hermanos y cinco hermanas, y era el papá el único que trabajaba como funcionario de un banco, todos los hermanos Delgado son profesionales.

“Fue el deseo de mi madre sacarnos a todos adelante; muy luchadora, que calladita hacia sus cosas y ayudaba al más necesitado”, recuerda su hermana Pilar.

“Siempre decía: “Dios nos va a proveer, hay que tener fe, que todo va a salir bien y así cada uno iba tomando su rumbo”, agrega. Además, su papá era un hombre de familia, siempre se preocupaba por todos sus hijos.

Pero lo que más hicieron sus padres por ellos fue inculcarles su devoción religiosa. Desde muy pequeños vieron el ejemplo de sus padres, en su casa.

Con frecuencia su papá, Rafael Delgado, llevaba a su familia los domingos a oír Misa en el Santuario Santa Rosa de Lima, en Lima, donde reposan los restos de la Santa patrona de las Américas y las Filipinas, cerca de la casa de los Delgado.

Cuando un 24 de diciembre en la noche, “no recuerdo de qué Navidad, los senté en el comedor y les dije: voy a dejarlo todo, me voy a ir al seminario”, recuerda el Obispo Delgado, “mi mamá se alegró mucho, lloró de felicidad y mi papá me abrazó y me dijo: ‘Hijo, cuenta con nosotros para lo que quieras’”.

En aquella época, Enrique Delgado, era gerente de una compañía en Lima y tenía una carrera prometedora como Ingeniero Industrial, con un máster en economía.

“Cuando tomó la decisión de ir al seminario, fue un poco de sorpresa y un poco de satisfacción de saber que ésa era su verdadera vocación”, indicó Pilar.

Pero decidió que entraría al seminario en Miami, no en Perú, donde estaba toda su familia.

“Creo que fue una buena decisión, porque fue un nuevo inicio en su vida”, dijo su hermano Rafael.

“El primer día en el seminario fue terrible”. En su último trabajo en Perú tenía una hermosa oficina con secretaria que le llevaba su cafecito todas las mañanas, “y de repente entro al seminario y la primera tarea que me dieron fue limpiar los baños. En ese momento me di cuenta de que tenía que empezar desde abajo otra vez”, recuerda el Obispo.

“A mi tío lo veo como un ejemplo de vida. Dejó su carrera en negocios para hacer algo mejor, que es lo que está haciendo ahora y se están viendo los frutos”, dijo Armando Pino, uno de los 23 sobrinos del nuevo Obispo.

Además, dice que le recuerda a sus abuelos, que no estuvieron presentes en la ceremonia de ordenación episcopal, porque “siempre hemos sido muy unidos y a Dios, muy religiosos”.

“Él es un ejemplo de Fe, de confianza en Dios, de perseverancia. Creo que el camino ha sido largo para él”, dijo su sobrina Luz, que llegó de Lima para estar presente en la ordenación episcopal de su tío.

Tenía seis años cuando fue con su familia a la ordenación sacerdotal; “para nosotros era una celebración muy linda de mi familia; después hubo una comida en la casa de mis abuelos”.

Mi tío “está siempre pendiente de mi abuelo. Siempre pregunta cómo está. Siempre está como agradecido a quien le dio la vida y la Fe también, porque reconocemos en la familia que mis dos abuelos siempre tuvieron en el corazón la Fe”, agrega Luz.

Al Obispo Delgado le gusta viajar, pero su lugar favorito es ir a visitar a su papá en Oxapampa, en la parte central del Perú, donde su hermano menor se dedica a cultivar café. “Cuando llega se pone sus botas y se va a la chacra”, dice su hermana Pilar.

Aunque el nuevo Obispo tiene muchos hermanos y sobrinos, y viaja con frecuencia a visitar a su familia en Perú, ningún hermano de sangre vive en Miami. Pero explica, “para el sacerdote los feligreses vienen a ser su familia, sus hermanos, sus padres, sus madres. Su otra familia”.

Al conocerlos “te envuelves con sus problemas, lloras con sus preocupaciones, enfermedades, pérdidas; te alegras con sus triunfos, con los bautizos, con los matrimonios; todo eso es la vida del sacerdote”.

El Obispo Enrique Delgado posa después de la ceremonia con los 27 familiares (hermanos y sobrinos) que viajaron a Miami para la ordenación.

Fotógrafo: TOM TRACY | FC

El Obispo Enrique Delgado posa después de la ceremonia con los 27 familiares (hermanos y sobrinos) que viajaron a Miami para la ordenación.


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